Juan Guaidó: El nuevo ingrediente democrático de la crisis en Venezuela
¡En Venezuela ya "huele" a libertad! La razón: En el país sudamericano hoy hierven todos los ingredientes para que la peor crisis política y económica de su historia llegue a su fin con la salida del poder del presidente Nicolás Maduro.
Todo es cuestión de tiempo... Ocurrirá en un futuro cercano. La democracia está "a la vuelta de la esquina" a raíz del reciente tambaleo de la dictadura, tras la juramentación el pasado 23 de enero del líder de la Asamblea Nacional venezolana, el presidente interino Juan Guaidó.
El génesis de la situación actual se remonta al 5 de enero cuando Guaidó, un ingeniero de 35 años y quien fue electo democráticamente por el pueblo venezolano, asumió la jefatura del Parlamento de mayoría opositora al régimen.
Maduro previamente se había proclamado el ganador de unas elecciones, cuya legitimidad fue cuestionada por observadores domésticos y la comunidad internacional. En síntesis: Maduro hizo fraude para permanecer en el Palacio de Miraflores como presidente por los próximos seis años.
Maduro, el 10 de enero, se juramentó para su segundo término. El problema: Maduro renovó su presidencia ante la Corte Suprema de Justicia que él mismo nombró, y no ante el Parlamento venezolano como dicta la Constitución. Esto motivó a la Corte Suprema de Justicia legítima, que en la actualidad funciona desde el exterior, a inhabilitar a Maduro, revocándole su capacidad de presidente.
En ese momento, tal y como dicta la Carta Magna venezolana, el poder de sucesión presidencial le correspondía a Guaidó. En Venezuela, contrario a otros países donde la sucesión de poder recae sobre el vicepresidente, el heredero del Poder Ejecutivo es el presidente de la Asamblea Nacional.
Desde ese momento, el pueblo venezolano empezó a realizar protestas callejeras y marchas multitudinarias exigiendo la salida inmediata de Maduro. La Asamblea Nacional declaró a Maduro como un "usurpador de la presidencia", y le ofreció "amnistía" a los militares que desconozcan a su gobierno.
Parte del problema es que la alta jerarquía militar venezolana aparentemente continúa apoyando a Maduro, y a pesar del descontento de los uniformados de menor rango, la oposición no ha logrado consolidar el respaldo necesario para derrocar a Maduro.
Incluso, el 21 de enero en un cuartel de Caracas se atrincheró un grupo de 27 militares haciendo un llamado para que el pueblo venezolano se lanzara a las calles para desconocer el gobierno de Maduro. Si bien hubo algunos civiles que estallaron disturbios contra el régimen, los militares involucrados fueron detenidos horas más tarde.
El clímax de la crisis tuvo lugar el 23 de enero cuando, en medio de una manifestación sin precedentes, Guaidó se empantalonó para asumir de forma interina la presidencia de venezolana, exigir la salida de Maduro y convocar elecciones libres.
Guaidó poco a poco fue recibiendo el apoyo internacional de la mayoría de los países del mundo como el presidente legítimo de Venezuela. Incluso, en su discurso anual sobre el Estado de la Unión, el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos respaldaba la administración de Guaidó, apoyaba al pueblo venezolano y pedía la salida inmediata de Maduro.
Ahora bien, seleccionar el 23 de enero como el día para Guaidó asumir la presidencia no fue coincidencia. Los venezolanos aprovecharon el 60 aniversario del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, quien abandonó el poder el 23 de enero de 1958.
La realidad es que Venezuela ahora tiene dos presidentes: Maduro y Guaidó, en un fenómeno calificado por expertos como un golpe de estado legítimo y en cámara lenta. Guaidó, como presidente interino, cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Canadá, y la gran mayoría de países de Europa y América Latina.
Del otro lado de la moneda, cada día que pasa el cerco de Maduro luce estar más cerrado. Su país atraviesa por una hiperinflación que nadie soporta, al tiempo que más de 3 millones de venezolanos huyen de su país en calidad de refugiados.
¡Qué pasará! Las alternativas son dos: La primera es la salida de Maduro, ya sea marchándose de Venezuela y siendo encarcelado. La segunda: Todo el esfuerzo de Guaidó pierde terreno, y a pesar de gozar del apoyo internacional, termina encarcelado y sin derecho a hablar.
Los próximos días serán cruciales…
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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".
Todo es cuestión de tiempo... Ocurrirá en un futuro cercano. La democracia está "a la vuelta de la esquina" a raíz del reciente tambaleo de la dictadura, tras la juramentación el pasado 23 de enero del líder de la Asamblea Nacional venezolana, el presidente interino Juan Guaidó.
El génesis de la situación actual se remonta al 5 de enero cuando Guaidó, un ingeniero de 35 años y quien fue electo democráticamente por el pueblo venezolano, asumió la jefatura del Parlamento de mayoría opositora al régimen.
Maduro previamente se había proclamado el ganador de unas elecciones, cuya legitimidad fue cuestionada por observadores domésticos y la comunidad internacional. En síntesis: Maduro hizo fraude para permanecer en el Palacio de Miraflores como presidente por los próximos seis años.
Maduro, el 10 de enero, se juramentó para su segundo término. El problema: Maduro renovó su presidencia ante la Corte Suprema de Justicia que él mismo nombró, y no ante el Parlamento venezolano como dicta la Constitución. Esto motivó a la Corte Suprema de Justicia legítima, que en la actualidad funciona desde el exterior, a inhabilitar a Maduro, revocándole su capacidad de presidente.
En ese momento, tal y como dicta la Carta Magna venezolana, el poder de sucesión presidencial le correspondía a Guaidó. En Venezuela, contrario a otros países donde la sucesión de poder recae sobre el vicepresidente, el heredero del Poder Ejecutivo es el presidente de la Asamblea Nacional.
Desde ese momento, el pueblo venezolano empezó a realizar protestas callejeras y marchas multitudinarias exigiendo la salida inmediata de Maduro. La Asamblea Nacional declaró a Maduro como un "usurpador de la presidencia", y le ofreció "amnistía" a los militares que desconozcan a su gobierno.
Parte del problema es que la alta jerarquía militar venezolana aparentemente continúa apoyando a Maduro, y a pesar del descontento de los uniformados de menor rango, la oposición no ha logrado consolidar el respaldo necesario para derrocar a Maduro.
Incluso, el 21 de enero en un cuartel de Caracas se atrincheró un grupo de 27 militares haciendo un llamado para que el pueblo venezolano se lanzara a las calles para desconocer el gobierno de Maduro. Si bien hubo algunos civiles que estallaron disturbios contra el régimen, los militares involucrados fueron detenidos horas más tarde.
El clímax de la crisis tuvo lugar el 23 de enero cuando, en medio de una manifestación sin precedentes, Guaidó se empantalonó para asumir de forma interina la presidencia de venezolana, exigir la salida de Maduro y convocar elecciones libres.
Guaidó poco a poco fue recibiendo el apoyo internacional de la mayoría de los países del mundo como el presidente legítimo de Venezuela. Incluso, en su discurso anual sobre el Estado de la Unión, el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos respaldaba la administración de Guaidó, apoyaba al pueblo venezolano y pedía la salida inmediata de Maduro.
Ahora bien, seleccionar el 23 de enero como el día para Guaidó asumir la presidencia no fue coincidencia. Los venezolanos aprovecharon el 60 aniversario del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, quien abandonó el poder el 23 de enero de 1958.
La realidad es que Venezuela ahora tiene dos presidentes: Maduro y Guaidó, en un fenómeno calificado por expertos como un golpe de estado legítimo y en cámara lenta. Guaidó, como presidente interino, cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Canadá, y la gran mayoría de países de Europa y América Latina.
Del otro lado de la moneda, cada día que pasa el cerco de Maduro luce estar más cerrado. Su país atraviesa por una hiperinflación que nadie soporta, al tiempo que más de 3 millones de venezolanos huyen de su país en calidad de refugiados.
¡Qué pasará! Las alternativas son dos: La primera es la salida de Maduro, ya sea marchándose de Venezuela y siendo encarcelado. La segunda: Todo el esfuerzo de Guaidó pierde terreno, y a pesar de gozar del apoyo internacional, termina encarcelado y sin derecho a hablar.
Los próximos días serán cruciales…
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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".