Segunda Enmienda vs. Control de Armas: ¿Cómo encontrar un punto medio?
¡Pasó otra vez! Un atacante armado abrió fuego en una escuela secundaria del sur de California, llevándose dos vidas inocentes y para siempre marcando a los sobrevivientes y parientes cercanos. Lo triste: ¡Nadie hace nada para evitar que suceda de nuevo!
El tiroteo en la Escuela Secundaria Saugus cobró también la vida del agresor y dejó a tres estudiantes con heridas de bala. Las autoridades aún no saben qué motivó el atroz ataque, ni cómo un joven (que el día de la matanza cumplió 16 años) obtuvo el arma calibre .45 que utilizó despiadadamente.
Lo sucedido en Santa Clarita, California, lastimosamente forma parte de una especie de "trágica tradición" estadounidense. En lo que va de 2019, se han reportado al menos 30 tiroteos escolares en el país.
Pero el peligro no es exclusivo de las escuelas... Los ataques masivos ocurren en bares, conciertos, lugares de trabajo, templos religiosos y centros comerciales, entre otros. ¡Los "lugares seguros" ya no existen!
Según cifras del Gun Violence Archive, una entidad no lucrativa que documenta hechos de violencia con armas de fuego, este año en Estados Unidos han ocurrido al menos 370 tiroteos en masa, donde un atacante atenta contra la vida de múltiples víctimas en un mismo incidente.
La respuesta a estos hechos casi siempre es la misma... Se organizan vigilias y actos de recordación para las víctimas; se construyen altares improvisados con fotos, velas y flores; la comunidad afectada desborda su solidaridad por los sucedido; y se reaviva del debate sobre el control de armas.
La pregunta es ¿cuántas personas más deberán morir antes de que se cambien las leyes para limitar el acceso a armas de fuego en Estados Unidos?
Está claro que la Segunda Enmienda de la Constitución protege el derecho de los individuos de tener y portar armas. El texto (para los que nunca lo han leído) dice lo siguiente: "Una milicia bien regulada, que es necesaria para la seguridad de un Estado libre, no se infringirá el derecho de las personas a mantener y portar armas".
El problema de este derecho constitucional es que fue escrito hace más de 225 años, en medio de un contexto histórico completamente diferente a la realidad que hoy vivimos.
Las tropas británicas que a finales de los años 1700s ponían en riesgo la frágil libertad de las 13 colonias originales, ya no son una amenaza para el pueblo estadounidense en el Siglo XXI.
Si bien Estados Unidos hoy tiene muchos enemigos, dentro y fuera de su territorio, la realidad es poco probable que sus ciudadanos se vean obligados a organizar una fuerza militar integrada por civiles para proteger la seguridad de su libertad.
Los defensores de la Segunda Enmienda, respaldados con frecuencia por grupos de poder como la Asociación Nacional del Rifle, opinan que actualizar este derecho constitucional es una violación de su libertad como ciudadano estadounidense.
Para ellos, aunque un alto porcentaje de la población se opone a la tenencia de armas, aprobar leyes que limiten el acceso a éstas no es negociable.
En el caso del tiroteo de la secundaria en Santa Clarita, las autoridades encontraron seis armas en la residencia del presunto agresor, Nathaniel Tennosuke Berhow. Se piensa que éstas le pertenecían a su padre, quien murió hace dos años y le gustaba cazar.
Los investigadores también trabajan para determinar si la pistola que Berhow utilizó en el ataque la fabricó él mismo con piezas compradas por separado y que luego ensambló. Existen armas, conocidas como "pistolas fantasmas", sin números de serie y que pueden armarse con piezas adquiridas por correo o a través de vendedores subterráneos.
La mañana del ataque, la madre de Berhow lo dejó frente a su escuela como todos los días. El joven entró al plantel y, acto seguido, sacó la pistola de su mochila y empezó a disparar.
En un lapso de 16 segundos, realizó cinco disparos. Impactó a cinco compañeros de escuela y guardó una sexta bala para él mismo. Se propinó un disparo en la cabeza, pero tuvo que esperar más de 24 horas para perecer de sus heridas en el hospital.
Berhow aparentemente no dejó un diario o manifestó, ni tampoco ha sido asociado con ningún grupo terrorista, ideológico, radical o religioso.
Está claro que Berhow no tenía la edad para comprar un arma legalmente en Estados Unidos, pero ese punto es irrelevante. En muchos tiroteos masivos, los agresores han adquirido sus armas de manera legal.
Lo ideal sería establecer leyes que, además de verificar los antecedentes criminales del interesado en comprar un arma, también se revise su salud mental. A esto debe sumarse un curso de certificación sobre seguridad para el manejo de armas.
El derecho de portar armas, como afirma la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, debería convertirse en un privilegio para aquellos ciudadanos que califiquen. Así como un conductor debe pasar un examen teórico y práctico para obtener una licencia de chofer, todo aficionado a las armas debería de satisfacer una prueba que certifique su privilegio para tenerla.
Siendo realistas, sin embargo, es poco probable que el liderazgo político en Washington haga algo para cambiar las regulaciones sobre le control de armas. Muchos legisladores reciben millones de dólares de los grupos de poder y proteger a la ciudadanía de tiroteos masivos no es una prioridad.
El tiroteo en la Escuela Secundaria Saugus de Santa Clarita ya se convirtió en noticia de ayer, y a pesar de los muertos, nada saldrá de lo sucedido.
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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".
El tiroteo en la Escuela Secundaria Saugus cobró también la vida del agresor y dejó a tres estudiantes con heridas de bala. Las autoridades aún no saben qué motivó el atroz ataque, ni cómo un joven (que el día de la matanza cumplió 16 años) obtuvo el arma calibre .45 que utilizó despiadadamente.
Lo sucedido en Santa Clarita, California, lastimosamente forma parte de una especie de "trágica tradición" estadounidense. En lo que va de 2019, se han reportado al menos 30 tiroteos escolares en el país.
Pero el peligro no es exclusivo de las escuelas... Los ataques masivos ocurren en bares, conciertos, lugares de trabajo, templos religiosos y centros comerciales, entre otros. ¡Los "lugares seguros" ya no existen!
Según cifras del Gun Violence Archive, una entidad no lucrativa que documenta hechos de violencia con armas de fuego, este año en Estados Unidos han ocurrido al menos 370 tiroteos en masa, donde un atacante atenta contra la vida de múltiples víctimas en un mismo incidente.
La respuesta a estos hechos casi siempre es la misma... Se organizan vigilias y actos de recordación para las víctimas; se construyen altares improvisados con fotos, velas y flores; la comunidad afectada desborda su solidaridad por los sucedido; y se reaviva del debate sobre el control de armas.
La pregunta es ¿cuántas personas más deberán morir antes de que se cambien las leyes para limitar el acceso a armas de fuego en Estados Unidos?
Está claro que la Segunda Enmienda de la Constitución protege el derecho de los individuos de tener y portar armas. El texto (para los que nunca lo han leído) dice lo siguiente: "Una milicia bien regulada, que es necesaria para la seguridad de un Estado libre, no se infringirá el derecho de las personas a mantener y portar armas".
El problema de este derecho constitucional es que fue escrito hace más de 225 años, en medio de un contexto histórico completamente diferente a la realidad que hoy vivimos.
Las tropas británicas que a finales de los años 1700s ponían en riesgo la frágil libertad de las 13 colonias originales, ya no son una amenaza para el pueblo estadounidense en el Siglo XXI.
Si bien Estados Unidos hoy tiene muchos enemigos, dentro y fuera de su territorio, la realidad es poco probable que sus ciudadanos se vean obligados a organizar una fuerza militar integrada por civiles para proteger la seguridad de su libertad.
Los defensores de la Segunda Enmienda, respaldados con frecuencia por grupos de poder como la Asociación Nacional del Rifle, opinan que actualizar este derecho constitucional es una violación de su libertad como ciudadano estadounidense.
Para ellos, aunque un alto porcentaje de la población se opone a la tenencia de armas, aprobar leyes que limiten el acceso a éstas no es negociable.
En el caso del tiroteo de la secundaria en Santa Clarita, las autoridades encontraron seis armas en la residencia del presunto agresor, Nathaniel Tennosuke Berhow. Se piensa que éstas le pertenecían a su padre, quien murió hace dos años y le gustaba cazar.
Los investigadores también trabajan para determinar si la pistola que Berhow utilizó en el ataque la fabricó él mismo con piezas compradas por separado y que luego ensambló. Existen armas, conocidas como "pistolas fantasmas", sin números de serie y que pueden armarse con piezas adquiridas por correo o a través de vendedores subterráneos.
La mañana del ataque, la madre de Berhow lo dejó frente a su escuela como todos los días. El joven entró al plantel y, acto seguido, sacó la pistola de su mochila y empezó a disparar.
En un lapso de 16 segundos, realizó cinco disparos. Impactó a cinco compañeros de escuela y guardó una sexta bala para él mismo. Se propinó un disparo en la cabeza, pero tuvo que esperar más de 24 horas para perecer de sus heridas en el hospital.
Berhow aparentemente no dejó un diario o manifestó, ni tampoco ha sido asociado con ningún grupo terrorista, ideológico, radical o religioso.
Está claro que Berhow no tenía la edad para comprar un arma legalmente en Estados Unidos, pero ese punto es irrelevante. En muchos tiroteos masivos, los agresores han adquirido sus armas de manera legal.
Lo ideal sería establecer leyes que, además de verificar los antecedentes criminales del interesado en comprar un arma, también se revise su salud mental. A esto debe sumarse un curso de certificación sobre seguridad para el manejo de armas.
El derecho de portar armas, como afirma la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, debería convertirse en un privilegio para aquellos ciudadanos que califiquen. Así como un conductor debe pasar un examen teórico y práctico para obtener una licencia de chofer, todo aficionado a las armas debería de satisfacer una prueba que certifique su privilegio para tenerla.
Siendo realistas, sin embargo, es poco probable que el liderazgo político en Washington haga algo para cambiar las regulaciones sobre le control de armas. Muchos legisladores reciben millones de dólares de los grupos de poder y proteger a la ciudadanía de tiroteos masivos no es una prioridad.
El tiroteo en la Escuela Secundaria Saugus de Santa Clarita ya se convirtió en noticia de ayer, y a pesar de los muertos, nada saldrá de lo sucedido.
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El periodista Fernando Almánzar trabaja como Productor y Editor de Asignaciones en Telemundo, y ha sido galardonado con tres Premios Emmy como miembro del equipo del programa matutino "Un Nuevo Día".